La posibilidad de vivir en los barrios cerrados en la Costa es una propuesta que se extiende desde Pinamar hasta Mar de las Pampas y Chapadmalal

Se acerca fin de año y con ello la necesidad imperiosa de huir de la ciudad, para encontrar un poco de sosiego para el cuerpo, la cabeza y el alma. Todos necesitan un break lejos de los grandes comercios, las corridas al trabajo y al colegio, el subte colapsado en hora pico sin espacio para moverse, el ruido persistente del tren y los edificios altos que impiden la vista hacia el horizonte.

En respuesta a esta búsqueda de calma, los barrios cerrados en la Costa argentina se convierten en una propuesta que permite alejarse de los ruidos de la ciudad y sumergirse en una experiencia cercana a la playa, conjugando la seguridad, la naturaleza, la intimidad, la comodidad y el acceso a servicios similares a la ciudad o a un barrio cerrado de GBA.

Desde hace un tiempo, los barrios cerrados se vienen consolidando como una opción para los argentinos que buscan espacios con resguardo, verde y recreación.

La zona norte de GBA fue el pionero en barrios cerrados, la zona sur explotó durante la pandemia y el oeste continúa creciendo con nuevas ofertas. “A partir del segundo semestre del 2020 hasta ahora hubo un boom en la venta de lotes en barrios cerrados en todo el área suburbana, diría con mayor velocidad en la zona sur, que en la zona norte, aunque también el norte fue una suerte de boom”, asegura Martín Boquete, broker de Toribio Achával.

La vida de los countries en las zonas suburbanas de Buenos Aires ahora se traslada a la Costa atlántica, replicando los mismos servicios y amenities que se persiguen en la cotidianeidad. Las ofertas son varias y cada una se distingue por su historia y las preferencias de sus usuarios: los hay cercanos a la playa, ubicados en medio de las dunas; otros guardan un poco más de distancia con el mar, pero permiten caminatas exclusivas hasta el agua.

Costa Esmeralda fue el pionero y el primer caso de éxito en consolidarse en el kilómetro 380 de la ruta 11. Supo conquistar un lugar distintivo en el mercado y durante los últimos años blindó su reputación como un exclusivo barrio privado con playa de categoría premium. Evolucionó hasta convertirse en un destino en sí mismo para las vacaciones en la Costa argentina y su gran empujón fue la pospandemia siendo el lugar que eligieron en el verano 2021/22 quienes solían ir a Punta del Este cuando cruzar el charco se puso difícil por el coronavirus. Y en estos últimos años las propuestas de barrios cerrados cerca del mar se extendieron en distintas nuevas zonas del Atlántico argentino.

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