Las chacras marítimas apuntan a un nuevo modelo inmobiliario que combina chacras de varias hectáreas con acceso exclusivo a playas vírgenes. Todos los detalles:

El desarrollo de modelos de vacaciones en los cuales el medio ambiente es protagonista absoluto, y que comúnmente ha sido llamado “turismo de naturaleza”, creció exponencialmente en los últimos años, pero, tras la pandemia por el Covid-19, se consolidó también como un estilo de vida permanente. Uno de los megaproyectos inmobiliarios más grandes relacionado con este concepto, es El Salvaje, un emprendimiento certificado por la Provincia de Buenos Aires como el primero ambientalmente sustentable de la Costa Atlántica, gracias a su bajísima densidad poblacional, se está posicionando como el lugar ideal para aquellas personas que buscan lotes donde conectar en el mismo lugar, la naturaleza, el campo y el mar.

Ubicado estratégicamente en una zona residencial extraurbana de casi 400 hectáreas, se encuentra en el km. 427 de la Ruta Provincial N° 11, a cinco minutos de Mar de las Pampas; a 80 km de Mar del Plata y a 385 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El proyecto, actualmente, está finalizando su primera etapa, contando con 50 casas construidas de un total de aproximadamente 200 lotes. Se trata de un emprendimiento que conjuga mar y médanos costeros con ondulaciones cubiertas de vegetación para quienes quieren vivir entre dunas y que pueden tener acceso directo a pie, a caballo o en vehículos de doble tracción a playas vírgenes, además de una exclusiva conexión con el circuito ecológico Reserva Natural Faro Querandí.

El proyecto está finalizando su primera etapa y cuenta con 50 casas construidas de un total de unos 200 lotes

¿Qué es una chacra marítima?

El concepto se refiere a la combinación del mar y del campo, “una propuesta de amplias extensiones mayores a los lotes habituales, en un entorno agreste y de cercanía privilegiada al agua. Las Chacras Marítimas, llegaron para unir estos dos conceptos cada vez más anhelados y seducir a todo tipo de inversores y visitantes. Ya no hay que elegir entre la eterna dicotomía de playa o campo”, explica Martin Galli, socio y fundador de El Salvaje.

El tamaño de los lotes que se pueden adquirir, es de entre 2.500 y 3.000 m2 cuadrados y, dada la relevancia de la baja densidad poblacional, la preservación de la intimidad y la tranquilidad de la vida campestre está garantizada porque “este proyecto está pensado para que vivan solamente 800 familias en casi 400 hectáreas, con un promedio inusual de dos viviendas por hectárea”.

El precio de compra de un lote parte de los u$s30.000, pudiendo llegar hasta los 60.000 dólares.

El valor por metro cuadrado de los lotes oscila entre los u$s12.000 y u$s24.000 por m2

Formas de pago y financiación de los lotes

La compra de una chacra marítima de hasta 3.000 metros cuadrados puede realizarse a través del pago contado del 30% del valor total del terreno -entre u$s30.000 y u$s60.000- y luego abonar 36 cuotas en dólares -que pueden ser indexadas por CAC-.

También existe la posibilidad de abonar el 50% del valor total al contado y el 50% restante a través de cuotas en dólares; finalmente, se puede realizar un pago al contado del 100 % del valor del terreno, teniendo esta opción un descuento del 10 % sobre el precio base.

Lagunas, hotel boutique, gastronomía y esparcimiento

El proyecto de estas chacras marítimas cuenta con un club house de 400 m2, pileta con desborde infinito, sede náutica y laguna de 2,5 hectáreas para la práctica de disciplinas náuticas sin motor y playa de arena para el descanso y actividades de sandboard. Ofrece también una sede deportiva con canchas de tenis, fútbol y gimnasio, sendas aeróbicas y un circuito de trekking.

Las chacras marítimas tienen un reglamento de construcción con una comisión de arquitectura que aprueba los proyectos

El área hotelera tendrá 5 hectáreas, contará con un hotel boutique sumado a un sector comercial de 4 hectáreas que incluirá tiendas, abastecimiento, gastronomía y entretenimiento. El desarrollo provee tendido eléctrico subterráneo, conexión por fibra óptica, separación de residuos y programas de aplicación de energías sustentables con un sistema de seguridad electrónico analítico.

Tipo de viviendas y edificaciones que pueden realizarse en los lotes

Las chacras marítimas tienen un reglamento de construcción con una comisión de arquitectura que aprueba los proyectos. Pero, además, “existe la posibilidad de construir a través de la modalidad “llave en mano”, la cual incluye un seguimiento personalizado, garantía y servicio post venta a precio cerrado”, señala Martin Galli. “Otra alternativa es que el propietario contrate de manera independiente un estudio de arquitectura”, dice.

Las construcciones se rigen todas bajo altos estándares de calidad, como columnas y vigas con terminaciones, losas radiantes, calefacción con caldera, carpintería de alta presentación de PVC, interiores de placard y vestidor, anafes con campanas, hornos empotrados en acero, grifería de alta tecnología, muebles de cocina completos, aberturas y perfiles laminados. El tamaño mínimo de terreno que puede ocuparse con las edificaciones es de 140 m2. La superficie máxima cubierta edificable es el 30% de la superficie total del lote.

El precio de compra de un lote parte de los u$s30.000, pudiendo llegar hasta los 60.000 dólares

¿Por qué se trata de un proyecto inmobiliario sustentable?

El Salvaje es, hasta ahora, el único proyecto que cuenta con Declaratoria de Impacto Ambiental otorgada por la Oficina Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS) de la provincia de Buenos Aires. Y entre las principales características, una de las más importantes es que “desarrolla una zona residencial extraurbana con el trazado de tres barrios y lotes que aseguran preservar la tranquilidad original de la vida de campo, sumando al acceso directo de playas vírgenes y conexión directa al circuito ecológico Reserva Natural Faro Querandí, un área de protección del ecosistema dunícola de hermosos paisajes y particular biodiversidad”, cuenta su socio y fundador.

Para su trazado, además, “se realizaron estudios detallados con el fin de prever el comportamiento del agua; el predio asignó un área como reserva natural intangible, comprendida por una superficie complementaria de protección que supera las 11 hectáreas permitiendo la conexión con su flora y fauna”.

Entre sus prácticas sustentables, el proyecto delimita la demanda de recursos naturales, garantiza la provisión de agua para futuras generaciones, minimiza la impermeabilización y la contaminación sonora, cuenta con plantas de tratamiento de aguas residuales y pluviales, tendido eléctrico subterráneo, separación de residuos y programas de aplicación de energías sustentables. Y desarrolla un plan de reforestación, que incluye sólo especies autóctonas como talas, álamos, pinos, eucaliptos, plátanos y acacias.

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